Vídeo promocional de los juegos olímpicos para personas con capacidades diferenciadas físicas o
neurológicas. Una producción con un repertorio musical y artístico de primera
que se despliega durante los 3 minutos que dura la canción. Excelente
realización, bien planificada para conseguir armonía entre la música y la
acción, y que desembocan en un montaje que aprovecha todos los recursos
posibles para terminar con buen sabor de boca.
Uno de los principales valores de este vídeo es la continuidad entre escenas que hace inapreciable el trabajo del editor. Desde la planificación de cámara ya está pensada la continuidad, y se resuelve en este montaje. Hay muchísimos recursos para analizar.
Esto mismo ocurre
en otro momento donde el cantante sale de una pista y entra a un escenario en
blanco y negro a través de una cortina. O el arquero disparando una flecha hacia
el mismo sentido al que corre el piloto de coche.
De forma
excelente se usa el mismo recurso tanto de cara a cámara como de espaldas a
ella en diferentes escenas. Al estar los personajes en pantalla casan mejor los cambios de planos aunque ocurra en otros escenarios. El más
evidente es el del saltador de altura que comienza en un fondo blanco
quitándose la pierna ortopédica y pasa a un campo de atletismo.
Corte en acción.
El más común y utilizado; y por ello el que mejor esconde la mano del editor.
Ya de por sí los planos que ocurren en un mismo lugar cortan con otros en
una acción concreta (redoble de batería en los 3 primeros planos, el giro de
silla cuando entra el cantante a escena…). El movimiento de estos personajes en
pantalla en planos consecutivos, además de mejorar la continuidad, también ayuda al
montador a que no se noten los saltos de racord que pueda haber entre estos.
Por ejemplo en la carrera de sillas donde tenemos 3 planos consecutivos de una
mujer corriendo; en el segundo plano aparece el cantante junto a ella y cambia
otra vez a la mujer vista de frente. Pensamos que es la misma corredora, pero no.
También
ocurre con el saltador de altura que se quita la pierna ortopédica. Al pasar al
siguiente plano la pierna está ya en el suelo; pero esto solo se aprecia si se
pasa fotograma a fotograma porque la acción entre un plano y otro es continua
en el movimiento de salto del personaje.
El recurso del
corte en acción que une escenas diferentes requiere pensarlo de antemano para dirigir a los actores y al cámara. Un
personaje que va por el supermercado coge una bolsa de comida y se la pasa a la
otra mano para cambiar a un plano del jugador de baloncesto recibiendo la
pelota. La ya mencionada acción del saltador. Todos los planos unidos por la
palabra “yes I can”. Cuando el director le dice al joven “no, you can´t” se le
añade un elemento del siguiente escenario que invade el despacho; el cambio es
tan inapreciable que parece el mismo actor.
El corte en
acción permite al editor un montaje tan rápido como el del minuto 2:14 donde un
breackdancer comienza a hacer un molino seguido de dos sillas de ruedas también
girando sobre sí mismas, para acabar con el bailarín otra vez; todo en un
segundo. Lo mismo con los planos de los levantadores de pesas (misma acción,
mismo tiro de cámara, mismo diálogo).
Movimientos de
cámara. Aunque parece que cualquier movimiento de cámara casa perfectamente
entre dos planos, un editor es consciente de que no es así. Por eso también se
piensan con antelación. Después de la escena del saltador de altura hay 3 planos que se muestran con el mismo movimiento de cámara. Esto mismo ocurre
con los tres planos de los levantadores de pesas en el que la cámara hace un
travelling hacia arriba.
La música. Ya
hemos mencionado el recurso de los personajes cantando “yes I can”, pero la
propia música instrumental incita a movimientos de cámara y cambios de plano. Los
reef de los instrumentos de viento motivan a la cámara para cortar o hacer un
paneo hacia ellos, el pianista se muestra en el escenario cuando se escucha su
instrumento. La eficacia en continuidad más evidente con la música es en las
escenas donde los músicos tocan los solos de batería y guitarra. Unidos por la
música los escenarios intercalan una pista de atletismo, una cancha de
baloncesto, un pabellón con una lucha de esgrima, y de nuevo la cancha de
basket. Magnífica intervención con el balón golpeando el suelo a la vez que se
escucha la batería.
Otros recursos.
También pensados en preproducción, nos encontramos con muchas técnicas que crean
momentos bien diferenciados y creativos. Nos ayuda a estructurar y tener momentos de diferente intensidad. Si el montaje no se valiera de ellas
terminaría siendo monótono. Tenemos la secuencia de “yes I can” con una
nadadora que lo grita debajo del agua, una mujer con lenguaje de signos sin que
se escuche nada, en la minicadena del bailarín o con distorsión de radio
la chica del avión. Jugando con los modos competitivos tenemos una escena memorable
en el que baja la intensidad musical y nos quedamos con sonido ambiente de un
partido de fútbol de atletas ciegos. Es un respiro musical en la estructura del vídeo para
el espectador. Así como el momento del chico en el despacho del director.
Y termina con un
momento emotivo del saltador de silla de ruedas interrumpido por una persona
sin brazo lavándose los dientes. Una forma muy eficaz para evitar el sentimentalismo y acabar con una sonrisa.